viernes, 18 de junio de 2010

Cuando la soledad se vuelve violenta

Jesús Brilanti T.

Cuando la soledad se vuelve violenta

se lleva la rabia que uno lleva por dentro,

y deja al interior la más pura vaciedad, que no se olvida,

como a ti, a quien siempre recordaré, recordaré

tu violencia, tu mal humor, tu irritabilidad,

pero has de saber que también supe acerca de tu otro yo,

como que intentabas jamás denotarlo a los demás,

y conmigo, cabrón, te equivocaste,

porque yo fui testigo que en medio de tu masa corpulenta,

eras noble, eras fiel, y un tanto dócil.

Irreverente y tosco, sí, puede ser, pero siempre atento,

¿tu piensas acaso que me olvidaré de ti fácilmente?

son encuentros que jamás se olvidan, como el tuyo y el mío,

contrario a lo que medio mundo creyese de ti, eras un sabio,

y cuando hube estado cabizbajo, inundado de ese color gris

cual siempre me ha acompañado de la calle a la casa

o de la casa al mundo exterior, situación que conocías a menudo,

sabías cuando estaba desgarrado por dentro, te acercabas, me veías

y hacías cualquier cosa para hacerme reír, ¡qué estúpido te veías!

pero bueno, ¿a quien diablos le importaba?

lograbas tu cometido, me hacías sonreír, y pensaba

en tu manera de decirme que todo estaría bien.

Llegaste a mi vida en un momento bastante oscuro y crítico,

de la Ciudad de México arribaste, maldito desconocido,

para estrecharte entre mis, aun más, malditos brazos

¡malditos siete años que nos tuvimos que ver la cara a diario!

malditas las ocasiones que no quise pasar más tiempo contigo

cuando siempre tuviste tiempo para mí, pero yo no lo tuve para ti,

lo peor del caso es que jamás me lo reprochaste, en cambio yo,

te reproché tantas cosas, y por más injurias que yo te dijera

nunca cambiaste, seguiste siendo el mismo bribón de siempre.

compartimos muchas cosas, tú lo supiste, pero sobre todo creo

que compartimos el dolor, la soledad y el terror, pero…

¿qué peor que estas tres sensaciones amalgamadas al unísono?

porque has de saber, que así fue, tu no tuviste ya el tiempo

para darte cuenta, pero yo si, lo recordaré por el resto de mis días.

llegué tarde, salí al patio, y estabas echado a mitad del mismo,

creí que estabas dormido como otras tantas veces,

pero noté tu jadear, entonces te moví con mi pie derecho

y no respondiste, me alarmé, me acerqué a tu voluminoso cuerpo,

forrado de ese pelaje amarillo, te hablé en voz baja, pues deseaba,

en realidad lo deseaba, sólo estuvieras durmiendo y me ladraras

como cuando te espantaba: me ladrabas, me gruñías irritado

pero siempre supe que eras incapaz de morderme

con ese enorme hocico al que tantos le temieron

pero no, no respondiste y entonces grité tu nombre,

y nada, solo tu respiración agitada; ya ni siquiera abrías los ojos,

esos ojos llenos de tristeza que toda la vida tuviste,

te jalé de las orejas, moví tu cabeza, pero el mismo resultado: nada.

comprendí entonces que estabas muriendo, y tu muerte

no era cualquier muerte, fue una muerte terrible, espantosamente violenta,

ya no tuve tiempo de hacer algo, sólo de mirarte, y mirar de muy cerca a la muerte

encajando su aguijón venenoso, violento, sobre el cuerpo moribundo de,

no diré mi mejor mascota, o mi perro, sino diré: mi mejor amigo,

¿y qué hacer? solo contraerme para no sentir por debajo de la piel

el susurro, el aliento de la muerte que desgarra lo que decimos “vida”.

Tu cuerpo se estremecía, era la muerte violenta que no pedía permiso,

las convulsiones llegaron en segundos, vomitaste un líquido amarillo,

la respiración se te cortaba, pero mi querido amigo,

fuiste el mismo cabrón de siempre, fuerte, valiente encarando

a tu propia muerte, no lloraste, no te quejaste ni un instante,

el que derramaba llanto silente era yo, de impotencia, de incertidumbre,

ya sólo deseaba que aquella violencia terminase,

un paro cardiaco te fulminó, dejaste de respirar, caíste de bruces, tus patas dobladas

hacían aquel cuadro aún más trágico de lo que ya eran,

parecía que estabas realmente dormido, ¿o si lo estabas amigo mío?

te acaricié por última vez, y un trozo de mi alma se murió contigo,

entré a la casa y comencé a patear las paredes, más violencia aún,

no era suficiente la violencia que le quitaba la piel a mi espíritu,

no era suficiente el dolor de afuera, necesitaba llevarlo adentro y arrullarlo,

como cuando te arrullé a ti a los tres meses de edad hasta que te dormías.

Ha pasado el tiempo, y me siento a veces gris, pero ya no estas

para hacer tus estupideces, rodando de espaldas por el suelo y hacerme sonreír,

¿a dónde te has marchado amigo?

Me has dejado sólo; si intentas pensar que seré fuerte como tú, tremendo bribón,

lamento decirte que estás muy equivocado.

A la memoria de mi mejor amigo: Lucas (2001-2008)

viernes, 11 de junio de 2010

Jugando al turista en solitario

Ahhhh pero si Slim se las gasta gacho, esta peor que en el turista, ahora resulta que América Movil que es de el ya compro a Telmex del cual es el socio mayoritario y el otro 40% era de At&t y a Grupo Carso del cual tambien es presidente y tiene como fichas a Sanborns y Mixup. Pues si parece que juega turista en solitario y luego no se pregunten porque son tan caras las telecomunicaciones, no hay más oferta y los pocos que hay no pueden competir con el mounstro azul.

Todo esto mientras mas de 100 millones de mexicanos sufrimos por pagar el recibo del telefono cada mes.


No me queda más que decir:


!!!WOW¡¡¡