19
Edgar Salinas
Toco a mi puerta un gran conejo rojo que me hacia recordar una vida pasada, que se me metía en lo más profundo. Tenía en su frente tatuado un numero 19, nunca supe porque se me hacia un poco familiar.
Se acerco a mí y detrás venia un lindo cerdito rosado, que en su mano traía una pequeña figura. Lo que me extraño aun mas fue que aquella figura era la representación de un animal que solo en cuentos conocía.
Al principio pensé que era un caballo, pero jamás en mi vida había visto uno azul; además en vez de pelo en la espalda le nacían plumas y en la cabeza una protuberancia, que de una mirada más de cerca me pareció un cuerno muy bien pulido.
El gran conejo se acerco completamente a mí, y al notar que mi atención estaba totalmente en aquella diminuta criatura, me susurro al oído, en una lengua que nunca había escuchado antes pero que logre entender; el nombre de aquel ser mitológico. Debe de ser de Silvio –dije con una seguridad que asombraría a cualquiera.
Tome valor y le pregunte al conejo la razón de aquel numero en su frente, me respondió –que aquel numero representaba el inicio y el fin de una vida. Me tumbe en mi sillón, inmóvil, mientras los visitantes me deban la espalda y se acercaban a la salida, sin despedirse, sin decir una sola palabra.
Ya a punto de salir el cerdito, se detuvo, dio la vuelta y regreso hacia mí, me miro fijamente sin decir nada y dejo en mis piernas aquella mítica figura que traía en sus manos.
Nunca más volví a ver al gran conejo rojo y al cerdito. El unicornio cobro vida, ahora corre en mi jardín cada vez más grande y hermoso.
miércoles, 25 de marzo de 2009
viernes, 20 de marzo de 2009
DESPÍDETE DE LO QUE FUÍ
DESPÍDETE DE LO QUE FUI.
Jesús Brilanti T.
Escucha todos y cada uno de mis suspiros,
y niégame que te estén pidiendo auxilio,
que te suplican una vorágine de tus palabras,
tus palabras, las que bien he devorado,
así, así como yo mismo he devorado la insulsez
de mi auto búsqueda, pero,
justo cuando intenté encontrarme,
te he encontrado a ti;
despídete entonces de aquel
cual un día conociste en un camión urbano,
silente, serio y una mueca de rencor
bajo el brazo, y otro tanto de nostalgia por la nada,
despídete, no te pido que lo olvides,
pues te será prácticamente imposible,
pero bien puedes decirle: adiós.
Oye todo mi silencio ahora, justo hoy,
silencio perfecto donde me he despedido
de mi mismo y encontrándome entre tus labios,
entre tus brazos, entre tus risas o en tus mismas lágrimas,
no importa en medio de que, a decir verdad,
sólo deseo sentirme a mitad de tus ser,
justo ahí donde palpita aquel corazón que siento mío;
niégame ahora que aunque sea una pequeña parte es mía,
pero mejor no me digas nada, ya sé que no hablarás,
sólo te digo no puedes evitar que aspire tu piel,
siendo ese aroma la causa de que ya no sea el mismo,
aquel, quien un día miraste sin vida en un microbús.
Mírame ahora con detenimiento,
no parpadees, se me puede extinguir el aliento,
requiero esa transfusión de cromaticidad
que sólo tú me has podido brindar
a través de tus ojos, a través de tu mismo aliento,
por eso te digo, no cierres los ojos,
no, mientras me encuentre aquí, en la ladera
que circunda la fragilidad de mi presente,
y si ésta algún día se habrá de quebrantar,
prefiero que tengas las pupilas adentro de mi pecho,
pues, me pregunto:
¿Cómo habrás de decirle adiós a este ser
quien bajó de aquel camión y le cambiaste el sentir?
¿Serás capaz de hacerme subir al mismo transporte,
para adoptar mi antigua melancolía rabiosa?
Si tienes que hacerlo, entonces adelante, ya sabes,
no me opondré, sólo recuerda, que aquel tipo frío
jamás pasó noche alguna, sin olvidar el aroma de tu piel.
Jesús Brilanti T.
Escucha todos y cada uno de mis suspiros,
y niégame que te estén pidiendo auxilio,
que te suplican una vorágine de tus palabras,
tus palabras, las que bien he devorado,
así, así como yo mismo he devorado la insulsez
de mi auto búsqueda, pero,
justo cuando intenté encontrarme,
te he encontrado a ti;
despídete entonces de aquel
cual un día conociste en un camión urbano,
silente, serio y una mueca de rencor
bajo el brazo, y otro tanto de nostalgia por la nada,
despídete, no te pido que lo olvides,
pues te será prácticamente imposible,
pero bien puedes decirle: adiós.
Oye todo mi silencio ahora, justo hoy,
silencio perfecto donde me he despedido
de mi mismo y encontrándome entre tus labios,
entre tus brazos, entre tus risas o en tus mismas lágrimas,
no importa en medio de que, a decir verdad,
sólo deseo sentirme a mitad de tus ser,
justo ahí donde palpita aquel corazón que siento mío;
niégame ahora que aunque sea una pequeña parte es mía,
pero mejor no me digas nada, ya sé que no hablarás,
sólo te digo no puedes evitar que aspire tu piel,
siendo ese aroma la causa de que ya no sea el mismo,
aquel, quien un día miraste sin vida en un microbús.
Mírame ahora con detenimiento,
no parpadees, se me puede extinguir el aliento,
requiero esa transfusión de cromaticidad
que sólo tú me has podido brindar
a través de tus ojos, a través de tu mismo aliento,
por eso te digo, no cierres los ojos,
no, mientras me encuentre aquí, en la ladera
que circunda la fragilidad de mi presente,
y si ésta algún día se habrá de quebrantar,
prefiero que tengas las pupilas adentro de mi pecho,
pues, me pregunto:
¿Cómo habrás de decirle adiós a este ser
quien bajó de aquel camión y le cambiaste el sentir?
¿Serás capaz de hacerme subir al mismo transporte,
para adoptar mi antigua melancolía rabiosa?
Si tienes que hacerlo, entonces adelante, ya sabes,
no me opondré, sólo recuerda, que aquel tipo frío
jamás pasó noche alguna, sin olvidar el aroma de tu piel.
lunes, 9 de marzo de 2009
Barfly - 1987 - de Barbet Schroeder
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiy8_Jj450xYKP2BCT_1_AvrgDbmtm7bhX3TPZTMyO_U0JnA8E6k_JWgP5IUJ7s53HyNhZQRtFlY-0XxT-khMYRzP5bnmQoOh_MF_0d7XPqmpayEQvADf2-T3Jt6-gwh_7lK0i6_hjyWy8/s320/1800032061p.jpg)
Barfly - 1987 - de Barbet Schroeder
Barfly (también conocida como "El Borracho" ) es una película de 1987, una de las dos películas escritas por el escritor y poeta americano Charles Bukowski; la película, al igual que la muy posterior Factótum, es un retrato semi-autobiográfico de la vida del autor, y sus eternas borracheras y peleas en sórdidos bares y escenarios, todo ello alimentado por un fondo de ternura y romanticismo, característica habitual de su prosa. La película contiene referencias que nos remiten al resto de la obra del autor, y su guión fue publicado tras el estreno del film. Bukowski narra asimismo su experiencia durante el rodaje de la película en su novela de 1989 "Hollywood", una visión ácida y sarcástica del mundo del celuloide.
domingo, 8 de marzo de 2009
EROS Y EL ARTE
EROS Y EL ARTE
Bueno de nuevo, aqui dejandoles un sugerencia más, visiten el blog http://www.erosyelarte.blogspot.com/, que mi Mayra D. Lopez dirige y tiene ya un buen grupo de colaboradores de calidad probada. Y pues aprovechen para checar "Lo que hace falta para llegar al cenit", de un servidor.
Chequenlo y pronto traeremos una sección de recomendaciones de cine con Francisco Marmolejo, que vaya que sabe un carro en el campo.
Buen dia
Bueno de nuevo, aqui dejandoles un sugerencia más, visiten el blog http://www.erosyelarte.blogspot.com/, que mi Mayra D. Lopez dirige y tiene ya un buen grupo de colaboradores de calidad probada. Y pues aprovechen para checar "Lo que hace falta para llegar al cenit", de un servidor.
Chequenlo y pronto traeremos una sección de recomendaciones de cine con Francisco Marmolejo, que vaya que sabe un carro en el campo.
Buen dia
Suscribirse a:
Entradas (Atom)