miércoles, 8 de julio de 2009

She's a Rainbow

Edgar Salinas

Es una día como todos los demás ¡al menos eso parece!
Las doce del día el sol parece dispuesto a dejarnos caer su luz con todo su poder.
No hay ni una pequeña sombra donde esconderse.
Todo es luz en la ciudad, los colores son más vivos de lo que parecen.
Ni una sola nube obstaculiza el objetivo del sol, el azul es completo.
Es un día normal.

Doce con cinco y todo sigue de acuerdo al plan de los astros.
Doce quince y todo empieza a cambiar.
El sol se torna en tonos grises, el azul no existe más.
Todos se miran los unos a los otros, han perdido su color.

Una pequeña niña no se explica porque su digital, toma foto en blanco y negro.
Hasta que se mira la piel sin ningún color y corre asustada a los brazos de su padre.

El globero no ha vendido ni uno más.
Trata de convencer a los niños del antiguo color de cada uno de los globos.
Las madres exigen su dinero, eso no fue lo que compraron a sus hijos.

La pareja que se había aburrido de besarse en el jardín,
Ahora prueba todos los helados para descubrir e sabor.
El heladero no está my agusto, les pide pagar y los despide.

La gente se pregunta, ¿Cómo es que esto ha pasado?

A lo lejos se ve a una bella mujer, que no solo por eso llama la atención.
Es la única persona que conserva el color:

Pelo negro lacio hasta la altura de los hombros,
Ojos verdes y los labios con un leve tono rosa natural.
Su piel es de un moreno bronceado, digno de las mejores playas.
Lo que hace contraste con su vestido blanco.
Que nace de dos tiras en los hombros, amarradas detrás del cuello,
Un escote muy pronunciado.
Y termina unos centímetros arriba de las rodillas.

Las cómodas zapatillas blancas de discreto tacón terminan con el color.

A cada paso el vestido se convierte en un arcoíris.
Que va mostrando los colores que antes todos podíamos gozar.

Ahora un solo color a la vez.
Lo que toca su mano absorbe el color que muestra el vestido.

Arboles morados, perros verdes, semáforos grises, policías rosas….
Y las mariposas se acercan en montones para recuperar su color.

Los adultos no se acercan por miedo a perder su color natural.
Niños multicolores la siguen y cada vez se unen más.
Los viejos en busca de nuevos bríos, no se quedan atrás.
Sólo los más recios se conservan en blanco y negro.

En el asfalto una línea de color muestra el camino.
A los que se enteraron tarde de su llegada.

Se detiene, voltea a su alrededor.
Y se desvanece.

La ciudad es ahora un mosaico que ha diseñado a su antojo.
Una obra de arte, que todos podemos hacer posible.
Si dejamos la rutina y el razonamiento instintivo.
Y le imprimimos un toque de color a todo lo que hacemos.

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